¿Ceder a las presiones?

Si un competidor o un enemigo, declarado o desconocido, se empeña en amargarnos la vida, lo intentará utilizando cuantos instrumentos tenga a su alcance. También en las redes sociales.

Veamos un problema (real como la vida misma) de comunicación en el universo off line: cierto periódico en papel considera que determinada empresa no contrata publicidad suficiente o inserta menos de lo que lo hace en otros medios de su competencia, así es que después de quejarse su editor al Dircom (que para el caso pongamos que eres tú, lector) y de que no accedas a sus pretensiones, el medio publica una noticia poco favorable para la imagen de tu empresa (se trata de una información que había sido pública un mes antes, que corresponde, por ejemplo, a un proceso fiscal en curso en el que, en realidad, no se ha producido ninguna novedad) la arranca en portada con un titular ambiguo y un redactado de forzada actualidad, y la ilustra con una gran fotografía del primer ejecutivo de la firma.

¿Prácticas mafiosillas? Desde luego. Pero absolutamente reales, ya digo.

¿Qué hacer? ¿Cómo parar algo así? Pues puedes pagar el peaje que se exige: el problema quedará resuelto enseguida…hasta la próxima, porque habrá una próxima y el secuestrador que conoce tu precio, acaso considere que  igual estas dispuesto a pagar otro más alto. Y te habrás ganado una estupenda úlcera de estómago si es que no lo tienes a prueba de bomba. Y hasta puede que te caiga un chorreo monumental, que el mundo es muy desagradecido y Roma no paga traidores.

O puedes apretar el culo contra la silla y aguantar la presión. Porque la habrá: del agresor y, probablemente, de quien ha visto su ego maltratado en la portada de un periódico…y no sé qué es peor. Personalmente creo que, a la larga, es preferible aguantar el chaparrón como sea, tensar la cuerda hasta el límite y si, las cosas se vuelven cuestión de supervivencia, pues no seré yo quien se ponga a juzgar a nadie y menos en estos tiempos de penurias.

En el universo de la comunicación off line estas cosas es mejor prevenirlas ¿Cómo? Cuidando de manera exquisita las relaciones directas con los mediadores, observándoles estrechamente y convirtiéndonos en alguien necesario para ellos, incluso cuando decimos “no” Créanme, suele funcionar cuando las circunstancias se ponen duras.

¿Y en los social media? Pues lo mismo. Solo que aquí las herramientas estrella serán las que nos permitan monitorizar aquella información que circula y que puede afectar a nuestra reputación y las que hagan posible respuestas lo más personalizadas posibles y cargadas de valor añadido, por ejemplo, los blogs.

Ya me gustaría añadir aquí algún caso práctico pero, obviamente nadie admitiría haber sido objeto de actuaciones como las que he descrito o haberlas llevado a cabo. Y si doy nombres, lo más probable es que acabe en el juzgado; no estoy por la labor, la verdad.

Para vigilar nuestra reputación, entre otras posibilidades:

http://www.youtube.com/watch?v=XLrqdXhvl9o

¿Hay que estar en la redes sociales? Según y cómo

“Hay que estar en las redes sociales” suele ser una especie de karma que escuchamos con frecuencia a nuestro alrededor. Y no solo es la expresión de un propósito por lo general escasamente meditado y más bien dictado por la moda, es también algo que con frecuencia se lleva a la práctica sin una estimación previa sobre qué recursos de todo tipo necesitaremos y, sobre todo, para qué exactamente hemos de acudir a estas plataformas de comunicación.

No son en esto los social media, en mi opinión, distintos de los medios convencionales. Todos sabemos que en lo concerniente a las disciplinas de la comunicación, no es buena idea pedir, por ejemplo, a las acciones de relaciones públicas, lo que sería más propio de la publicidad. No es diferente en las plataformas de comunicación de las redes sociales. Es más, si nos atenemos al ejemplo que he citado precisamente, esa confusión se puede llegar a pagar muy cara.

Acabo de leer en un interesante estudio que ha hecho Novartis sobre Responsabilidad Social Corporativa (espero detenerme en ese asunto en algún post venidero) que la credibilidad de nuestro mensaje es directamente proporcional a la independencia de quien lo emite; sobre todo, me permito apostillar, en las redes sociales. Y, dependiendo de la calidad de la fuente, añadiré.

Solo un ejemplo bastante elemental: nos encontramos en Faceboock y en Twiter con la presencia de líderes políticos de nuestra preferencia ideológica o no. Suelen ser muy activos porque, han pensado que es esa una forma directa y personalizada de difundir su mensaje y su proyecto. Solo que, al poco de seguirlos, nos daremos cuenta de que @_Rubalcaba_ no es Rubalcaba ni @EsperanzAguirre, Aguirre, sino equipos afines encargados de animar el cotarro. ¿Es mala idea hacerlo así? Ellos sabrán; lo que yo sí sé es que, descubierta la suplantación, la fuente pierde calidad y difícilmente la recuperará.

Aunque algo antigua, he aquí una interesante entrevista a Juan Merodio de Marketing 2.0:http://www.youtube.com/watch?v=xAjC0wpWGhM

De jergas y monsergas

«El Imparcial» 13 de marzo de 2012

Hace años un buen amigo y yo mismo publicamos un Diccionario de Informática (Acento Editorial, 1995). Por entonces mi amigo ostentaba un cargo de cierta relevancia en una empresa del sector informático y yo dirigía la edición española de un semanario estadounidense sobre tecnologías de la información. Por razones que no son del caso decidimos firmar la obra con el muy obvio nombre de Equipo Dos. Aporto estas coordenadas por si alguien tiene afición por las antiguallas y quiere buscarlo.

Escribimos aquella obrita fundamentalmente por dos razones: Para demostrar que gran parte de aquel lenguaje para iniciados (1995, insisto)  no era más que una forma de manifestar poder: estaban los que hablaban de aquella guisa, es decir, quienes estaban en la pomada, y quienes les miraban con arrobo ante tanta ciencia expresada de forma críptica.

Un ejemplo para que se me entienda: acaso sorprenda a algunos lectores saber que durante un breve tiempo en España se usó la palabra “logical” para referirse al “software” Naturalmente aquel galicismo infame (del francés “logiciel”) fue barrido a toda velocidad por la lengua del imperio.

La madre de Daniela (genial):

http://www.youtube.com/watch?v=t0KfGxeyZLQ

Aquel pequeño Diccionario contenía un buen número de entradas entre siglas, acrónimos, traducciones más o menos afortunadas y términos de imposible traslación a nuestra lengua. La informática y las telecomunicaciones han evolucionado tanto a favor de la sencillez de uso (son “frendly”, que se decía entonces o “confiables” o “amigables” en traducción, a mi juicio, más que dudosa) que ya casi nada de aquello se usa. ¿A quién le importa una higa saber qué es un “mainframe” o el lenguaje “SQL” o a qué se dedicaba la ANSI, ANSI, American National Standars Institute? A cuatro friquis.

Viene a cuento este largo exordio (además de para que se sonrían un poquín con la tontuna humana) porque me parece que con el universo 2.0 está sucediendo algo parecido. Me propongo incluir en este blog una vez a la semana una especie de glosario sobre las materias sin pretensiones de totalidad aunque sí de crítica.

Para muestra algunos botones:

Empezando por el principio: ¿Por qué “1.0” y “2.0”, “3.0” y así hasta la eternidad, si el fin del mundo de los Mayas, que está al caer, no es una tontería? Pues no se lo voy a preguntar a Dale Dougherty de O’Reilly Media que es el padre de la criatura 2.0, pero creo entender –se agradecerán desmentidos fundados- que es una mera cuestión de orden. Dijo Dougherty: “doublelick era la Web 1.0; AdSense es la Web 2.0”,  o dicho en cristiano (más o menos) y parafraseando al susodicho: si a la web cooperativa o colaborativa la llamamos 2.0, a la generación anterior, la web más vertical y más estática la llamaremos 1.0 Y a otra cosa, amén.

Veamos para cerrar este preámbulo, por ejemplo, qué es un newbie:   Es alguien nuevo en un foro y como todo novato (esa sería la palabra equivalente en español) puede resultar algo molesto por su torpeza o ignorancia. ¿Cómo comportarse ante un newbie pues, si somos gente biennacida? pues  con comprensión y paciencia, puesto que si nos dedicamos a hacerle la vida difícil podríamos ser tildados de trolls, es decir sujetos cuyo único fin en la vida parece ser molestar a los usuarios del foro, en especial a los newbies. ¿En castellano tenemos palabras diferentes para designar a los novatos según en el contexto en el que estén? Pues no, tampoco en el cibernético. ¿Y en el caso de los trolls? Pues tampoco, eso sí, en este segundo caso tenemos muchas palabras para referirnos a ellos, todas irreproducibles por mor del buen gusto.

Interesante artículo de Camila en la revista Letra Media con algunos enlaces curiosos:

http://www.letramedia.cl/?p=1641

Que nadie se ponga nervioso; la Real Academia no está preocupada:

http://www.fundeu.es/noticias-articulos-un-experto-de-la-rae-rechaza-un-efecto-perjudicial-de-las-redes-sociales-a-la-lengua-espanola-7171.html

La viralidad y la buena imagen

El pasado día 22, el diario El País contaba la siguiente historia sobre la me llama la atención David Peralta compañero en un curso de la UNED sobre redes sociales:

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/11/22/actualidad/1353599720_847000.html

El caso presenta varias caras que son objeto de un debate muy abierto.  Fundamentalmente dos son especialmente relevantes a mi juicio. Uno: ¿Es Twiter un medio de comunicación o una mera plataforma de transmisión de información a la que no puede atribuirse como tal responsabilidad alguna?. Dos: visto que la viralidad de los mensajes en las redes sociales puede llegar a ser incontrolable ¿estamos ante un reducto para la impunidad puesto que será imposible exigir en la práctica resposabilidades personales a quienes (a menudo una gran cantidad de internautas) difundan, por ejemplo, un rumor, un libelo,una mentira?

En mi opinión la redes sociales no son medios de comunicación, sino plataformas que difunden información. Y respecto a la segunda pregunta: como tantas veces, para bien y para mal, la tecnología y el uso que de ella se hace va por delante de la capacidad normativa de la sociedad; en resumen: es incontrolable.

¿A qué inventar otra vez la pólvora?

Nunca insistiré bastante en mi analfabetismo digital. Es, seguramente lo que explica mi perplejidad cuando leo que las redes sociales vienen a ser el instrumento de un nuevo estilo de vida o me desayuno con definiciones sobre la marca que, por más vueltas que les doy, no me parecen nuevas.

Generalmente, tanto entusiasmo viene apoyado por la referencia a los índices de penetración de Internet y, en general, los soportes 2.0. Son datos verdaderamente llamativos aunque –digo yo- que el sentido común aconseja la prudencia y, sobre todo, un cierto sentido de la medida y el pragmatismo, es decir actitudes que tienen más que ver con lo cualitativo y menos con la fascinación de brocha gorda. Al fin y al cabo todo esto tiene que ver con la gestión del conocimiento y la satisfacción de necesidades, es decir, las cosas de comer, con las que ni se juega ni se deben manosear demasiado.

Sobre lo del nuevo estilo de vida, la verdad, me parece una chorrada.

Con la marca pasa como con tantos otros conceptos. Si a usted le preguntan si sabe qué es calidad, responderá como un resorte que sí; pero si le piden que la defina brevemente, notará como un sudor frio empieza a descender por detrás de las orejas.

Pongamos que hemos decidido poner en marcha una determinada estrategia de branding (tampoco este palabro es nuevo aunque lo parezca) en redes sociales. Deberemos concebir la campaña pensando en el medio y en las herramientas específicos. Pero la  marca seguirá siendo un término símbolo, diseño o una combinación de ellos que identifica los productos o servicios de un vendedor o grupo de vendedores y las diferencias de los competidores. Después podremos ponernos estupendos retorciendo la definición desde el  punto de vista del consumidor (o el prosumidor) con una perspectiva institucional o trayendo a colación la marca España y otras aberraciones. Pero la marca es la marca en el marketing off line y en el otro; ayer, hoy y mañana. Y no le demos tantas vueltas.

Podría haber sido una estupenda campaña institucional 2.0 sin inventarse monsergas como la marca España:

http://www.youtube.com/watch?v=XUFMxmIoFRc&feature=youtu.be

Buena campaña de branding en redes sociales (a mi me lo parece)

http://www.youtube.com/watch?v=fSQHsSoztzk

Interesante e ilustrativo artículo sobre las marcas en las redes sociales:

http://www.marketingnews.es/tendencias/noticia/1054878029005/marcas-redes-sociales-facebook.1.html

¿Periodismo 2.0?

Uno de los debates abiertos cuando se habla de Web 2.0 y social media la influencia que todo es¿Prensa ciudadana?o está teniendo en el periodismo.

El Diccionario de la Real Academia define periodismo como“Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades”

Vale por amplia y general. Pero si quieren saber hasta qué punto la función del periodista puede describirse desde cuasi infinitos puntos de vista, consulten este enlace que contiene unas cuentas definiciones de las posibles: http://www.slideshare.net/andreacoco/definicin-de-periodismo

¿Es periodismo lo que cualquiera puede publicar en Twiter? Claro que no. ¿Se puede hacer periodismo en Twiter? Naturalmente que sí. ¿Es un nuevo periodismo el responsable de la extensión del movimiento 15M o de la llamada Primavera Árabe?. Desde luego que no; lo es la gente que pone en marcha el 15M y los que se oponen a regímenes opresores en las plazas y las calles.

Lo que es nuevo, a mi juicio, es la capacidad de difusión e intercambio de información, el potencial de control y denuncia sobre las decisiones del poder que tienen las tecnologías Web 2.0 y, particularmente las redes sociales o, si se pone uno estupendo, los social media, en el lenguaje de Cervantes, los medios sociales, denominación ésta que está haciendo fortuna y a mí no me hace particularmente feliz por obvia (¿qué medio de comunicación no es “social”?

Según los cronicones, el primer periódico fue el Acta diurna que Julio César difundía en el foro romano allá por el siglo I A.C. En la Edad Media, la burguesía de las ciudades repartía hojas con noticias económicas y comerciales. Tal vez todo eso, como dicen algunos historiadores, fuera el principio del periodismo. Da igual, lo que importa ahora, en mi opinión, es que como el medio NO es el mensaje por más que insista el viejo Mcluhan, lo que tenemos ahora en nuestras manos (salvo algunos que, vetustos ellos, no se enteran de qué va esto) los periodistas son unas herramientas novedosas, distintas y muy poderosas para ejercer un oficio antiguo y noble o perverso y detestable, que eso no depende de los instrumentos.

Mirad esto. Os gustará

Medios de Comunicación y crisis: https://www.youtube.com/watch?v=rm1UJGpmfSg